
Empleos precarios, precariedad laboral y juventudes
Las juventudes no son homogéneas, como tampoco lo son las formas en que se incorporan en el sistema productivo de las sociedades. Tener en cuenta esto es fundamental para intervenir adecuadamente en las dinámicas de trabajo que tanto peso tienen en los proyectos y trayectorias vitales de las y los jóvenes, así como para facilitar su participación en las mismas.
Rosanna Reguillo, de quien hablamos en nuestra anterior nota sobre precariedad, habla de 5 circuitos por los que van transitando las personas jóvenes en sus prácticas de insersión laboral y que trazan una cartografía de las diversidades y desigualdades de los mundos juveniles útil para comprender lo que actualmente sucede en la región iberoamericana:
- El circuito de los inviables, por el que transitan jóvenes sin inserción social y opciones de futuro.
- El circuito de los asimilados a los “mercados flexibles”, por el que caminan jóvenes que han asumido las condiciones del mercado y sus lógicas…
- El circuito que recorren jóvenes que han optado por el narcotráfico, la violencia y crimen organizado como formas de acceso y afirmación social.
- El circuito de los incorporados, que recorren jóvenes que aún gozan de garantías sociales y formas de insersión laboral y educativas dignas.
- Un circuito en el que se mueven jóvenes en zonas de privilegio, conectados al mundo, con amplio capital cultural y social.
Enfocándonos en el segundo circuito, el de los asimilados a los mercados flexibles, habría que señalar que no es solamente que la relación de las personas jóvenes con el empleo esté marcada por las dificultades de acceso, como lo muestran los casi 10,2 millones de jóvenes entre 15 y 24 años que buscan trabajo sin conseguirlo, en una región en la que el 40% de los desempleados son jóvenes y el desempleo juvenil triplica al de los adultos (OIT, 2019).
Es también que algunas personas jóvenes viven unas condiciones laborales más inseguras que la del resto de la población, dadas al menos 3 situaciones:
- La temporalidad en los empleos que consiguen o el que sean empleados a tiempo parcial porque encuentran nada más; algo que sucede de un modo tan reiterativo que oscilan entre “ser trabajadores temporales o desempleados intermitentes”, en palabras de Elsa de Santamaría.
- Los bajos salarios o salarios injustos que reducen la base de cotización y, por lo tanto, la prestación posible; y que, a la vez, incrementan el riesgo de pobreza y exclusión social. De hecho, en América Latina el 10% de trabajadores/as jóvenes se encuentran en la pobreza.
- Y la informalidad, que en América Latina afecta especialmente a las y los jóvenes, dado que el 62,6% de los y las jóvenes que están empleados, lo están en esta condición, sin Seguridad Social. Es la segunda cifra más alta, después de la de las personas mayores de 64 años (78%) y el total regional es 53,8%.
Estas situaciones van configurando un modelo de empleo juvenil precario que acrecienta la incertidumbre vital de las personas jóvenes y dificulta el ejercicio de derechos. Porque, como señala Elsa Santamaría, “fruto de las continuas experiencias de precariedad muchas personas apelan directamente a la dificultad de reconocerse como ciudadanos y ciudadanas cuando es imposible alcanzar los derechos y garantías sociales que se conseguían anteriormente a través del empleo” (2018; 19).
Se trata de un modelo de precarización que incrementa también las desigualdades de género por normas relacionadas con la organización familiar tradicional; la división sexual del trabajo productivo y de cuidados; la falta de sostén público a la maternidad y a los servicios de infancia; y la ausencia de políticas de conciliación. Así, como lo señala OIT (2019), las mujeres jóvenes tienen aún más riesgo que sus pares masculinos, dado que sus tasas de ocupación son menores, sus tasas de desocupación mayores y la precariedad de los empleos les afecta de manera desproporcionada.
Un modelo de precarización que es compartido en la región, como lo indica el Índice de Mejores trabajo del BID, según el cual todos los países están por debajo del 40,1 (sobre 100) en cuanto a la calidad de los empleos ofrecidos a las y los jóvenes; además de presentar una profunda brecha generacional en este tema.
En este contexto, Jorge Moruno plantea que los cambios vividos actualmente en el mundo del trabajo, en el que se puede producir más riqueza con menos trabajo (humano) directamente empleado, abren el horizonte para pensar en una sociedad más enfocada en el bienestar. Porque para él el debate sobre el futuro del trabajo, impulsado por la revolución digital, no se encuentra en si las máquinas van a ocupar los trabajos que hoy desarrollan humanos o si se van a crear empleos insospechados que permitirán el reciclaje laboral de las personas. Para él, este debate se centra en qué pasa con las generaciones de entre medias que viven en la precariedad.
Por otra parte, de nuevo retomando a Elsa Santamaría, entender la precariedad del empleo es imposible si no vemos su relación con otras precariedades y si no reconocemos que la transformación que está hoy viviendo el mundo laboral está asociada a elevados niveles de precariedad y desigualdad. Por ello, es importante reenfocar las acciones hacia la redistribución, el reconocimiento de todas las personas y la justicia social.
Específicamente para las personas jóvenes, el Panorama Laboral 2018 de OIT muestra que los retos de mediano y largo plazo para la mejora de sus condiciones laborales se mantienen, en una región en la que deudas como la informalidad y la desigualdad, confluyen con nuevos retos como la automatización del empleo y la migración. Una región que tiene como tarea prioritaria generar trabajos de calidad que integren a los cerca de 25 millones de personas que están desempleadas, entre las cuales una gran parte son jóvenes.
Fuentes:
Otras notas OIJ:
https://oij.org/precariedad-y-vidas-juveniles-en-el-mundo-contemporaneo/
https://www.youtube.com/watch?v=iCGTu6bzQPM&index=5&list=PLH3SYcds_0EO2BK7QaGVkSleJV7u1-tiW&t=0s
BID:
https://mejorestrabajos.iadb.org/es
Elsa de Santamaría
https://www.researchgate.net/publication/327402747_Jovenes_crisis_y_precariedad_laboral_una_relacion_demasiado_larga_y_estrecha
OIT:
https://www.ilo.org/americas/publicaciones/WCMS_654969/lang–es/index.htm
Rossana Reguillo:
http://www.debatefeminista.cieg.unam.mx/wp-content/uploads/2016/03/articulos/048_08.pdf
Foto: Boris Alejandro Farías Hunt, Chile.
Etiqueta:Conocimiento, Derechos, Empleo, juventud, OIJ, Precariedad